El riesgo de cambio o riesgo cambiario podemos definirlo como el fenómeno que implica el que un agente económico coloque parte de sus activos en una moneda diferente de la cual utiliza como base para sus operaciones cotidianas.
Si lo llevamos al caso de una empresa, podemos decir que este tipo de riesgo es consecuencia de la participación de la empresa en el comercio exterior, en la realización de inversiones materiales o en capital fuera de las fronteras del paÃs o de la compra de valores en divisas extranjeras.
Dentro de un esquema de fluctuaciones entre los tipos de cambio que relacionan a dos monedas, como por ejemplo dólar/euro o yen/libra, las variaciones en el valor de una moneda denominada en términos de otra constituyen variaciones en el tipo cambiario que afectan a la riqueza total de un agente económico que mantiene posiciones denominadas en moneda extranjera.
Estas variaciones dan lugar a un cierto factor de riesgo que se incrementa de acuerdo con la volatilidad que hay en el precio de estas monedas. En relación a esto, la gran volatilidad que podemos observar en los últimos años en los mercados de divisas puede ser un factor desfavorable que influye en el resultado financiero o en la posición de una empresa.
La bajada de los ingresos de la exportación, un mayor coste de las materias primas o mercancÃas importadas o el aumento de los costes de los servicios de deudas son los problemas más frecuentes que puede causar la falta de una gestión del riesgo financiero adecuada. El problema del riesgo de cambio también afecta a las personas fÃsicas junto con la creciente popularidad de los créditos en moneda extranjera.
El tipo cambiario es un precio relativo, que se ve afectado por el valor de cualquiera de los dos precios de las monedas y los determinantes de estas, por lo cual evaluar el riesgo de cambio implica conocer los componentes que determinan el valor de una moneda en términos de otra.
Existen dos corrientes principales que se utilizan para evaluar este precio y que toman en cuenta dos factores distintos para evaluar las paridades monetarias, una de ellas toma en cuenta el mercado monetario como principal determinante de este precio relativo, y basa gran parte de su análisis en el comportamiento de la tasa de interés de los instrumentos financieros similares y comparables disponibles en ambas monedas. La otra corriente toma en cuenta el mercado de bienes y servicios, y compara precios de bienes similares o tasas de inflación para evaluar el poder de compra de una y otra moneda.