Debido a la aversión al riesgo la onza de oro vuelve a retomar las subidas y se convierte en unos de los refugios elegidos por los inversores. Sus recientes caÃdas que le llevaron desde un nuevo máximo multianual en los $1.265,30 hasta los $1.157,05 fueron necesarias para purgar el excesivo nivel de sobrecompra que habÃa acumulado. La divergencia bajista que señalaron los osciladores funcionó a la perfección.
El precio está perfectamente canalizado al alza y se sitúa por encima de la media de las últimas 200 sesiones. Parece que la onza de oro deberÃa dirigirse hacia los máximos valores tras superar el 61,8 por ciento del retroceso de Fibonacci del impulso bajista mencionado.
Tampoco es descartable que el metal precioso consolidase posiciones ya que al analizar los osciladores vemos que tanto el estocástico como el Ãndice de fuerza relativa se encuentran en niveles de sobrecompra lo que limita el potencial alcista del precio a corto plazo.
La realidad indica que el rally realizado por la el metal dorado entre mayo y junio estuvo muy ligado al miedo a una crisis de seuda en Europa y su posible efecto contagio al resto de paÃses desarrollados.
La onza de oro puro cotiza actualmente en el mercado de Londres en torno a los 1.200 dólares, casi cinco veces más que en 2001 pero algunos analistas opinan que la tendencia alcista no ha hecho más que comenzar.
Los elevados precios han disparado el número de transacciones, tanto de compras de lingotes de oro para invertir como de ventas por parte las llamadas «manos débiles», gente que en momentos de necesidad se desprende de sus joyas para ingresar algún dinero.
Este metal precioso mueve cada dÃa 30.000 millones de dólares sólo en el mercado de Londres y continuará asà varios años ya que mientras la economÃa no esté saneada, el oro seguirá siendo el dinero por excelencia.